Un estudio sobre las distintas representaciones de Jaime el Barbudo
Natalia Maciá Martínez
La figura del bandolero
protagonizó numerosas obras literarias a lo largo de todo
el Romanticismo. Los bandoleros, al igual que otros muchos personajes que
actuaban al margen de la ley, suscitaban especial interés en los autores románticos,
que veían en ellos un potente símbolo libertario.
A
principios del siglo xix, las
comarcas de Alicante y Murcia eran especialmente conocidas por su hostilidad, sus
escarpadas montañas y sus frondosos bosques. Estas características orográficas
favorecían la proliferación de bandidos y asesinos. De todos aquellos merodeadores hubo uno que resultaba particularmente atractivo para
los románticos por lo poco sanguinario de sus acciones y
la gran red de espionaje que logró instaurar en torno a las tierras
murciano-alicantinas. El bandolero en cuestión, Jaime Alfonso, más conocido como el Barbudo, es protagonista no solo de novelas, pliegos u obras teatrales, sino también de numerosas leyendas que hoy en día todavía
resuenan en las zonas de la Vega Baja y el Bajo Vinalopó.
En
el caso de Jaime Alfonso, los esfuerzos por desligar el estudio histórico del
literario son vanos: nos encontramos ante un personaje que, aun en vida, se
veía envuelto por un halo de misterio y leyenda que resultaba especialmente
atractivo para los escritores románticos.
Conviene
señalar, en este sentido, que hasta en la más reciente biografía del bandolero historia
y ficción se unen una vez más dando lugar a una biografía novelada. Tras una larga y minuciosa investigación del pasado, con
documentos oficiales y datos verificables como punto de partida, se rellenan
las lagunas de la vida del crevillentino con anécdotas y diálogos recogidos de
los testimonios de las gentes del lugar —cuyos antepasados conocieron las
andanzas de Jaime Alfonso— o incluso con narraciones de los propios descendientes del bandido. Aunque se
ha de decir que la mayoría de las leyendas que circulan todavía hoy por los
parajes que fueron testigos de las fechorías del bandolero coinciden con las
aventuras y desventuras narradas en las diferentes novelas creadas en torno a
su persona.
El
introductor de la figura de Jaime Alfonso el
Barbudo en la literatura fue Ramón López Soler, que, fuertemente influenciado
por el romanticismo de Walter Scott, inaugura en 1832 la literatura
bandolerista en España con su novela Jaime
el Barbudo. Desde entonces, tanto el SXIX como el S XX han estado repletas de obras protagonizadas por él. Hasta llegar a la novela gráfica de Miguel Calatayud público infantil, titulada El
pie frito, cuya última edición fue en 2004.
Por
desgracia, el acceso a estas obras está muy restringido debido a la escasez o a
la falta de reediciones: tanto las novelas como su bibliografía
crítica se encuentran fuera del circuito editorial. Salvo la novela
gráfica, de reciente
publicación, el resto de obras se encuentran, en efecto, descatalogadas.
Como ya hemos avanzado,
la bibliografía crítica corre la misma suerte que las reediciones de las obras citadas:
o no existen o son muy
escasas. Quizás la dificultad en el acceso a estas fuentes debido al olvido de
estos autores por parte de las editoriales influya en gran medida en la falta
de interés crítico por las distintas problemáticas que giran en torno a ellos. Los estudios históricos
del bandolero tampoco tienen un catálogo mucho más amplio que los filológicos. Es cierto que cuenta con
dos biografías, una de Leandro Conesa (1892) y otra de José Sáez Calvo (2005),
ambas con un mismo título, Jayme Alfonso
el Barbudo, pero ninguna de estas
dos biografías ha conseguido desligar al Jaime Alfonso histórico del literario.
Por un lado, ambas incluyen pasajes pertenecientes a las novelas que
protagoniza sin existir ningún documento que los sustente y, por otro, las dos
se presentan de forma literaria. La biografía de Leandro Conesa tiene forma de
diálogo; consiste en una entrevista, un interrogatorio al bandolero donde,
respondiendo pregunta tras pregunta, Jaime, en primera persona, nos narra su
vida. Por su parte, la biografía de José Sáez Calvo alterna pasajes novelados —narrados
en tercera persona— con la exposición de fotografías y testimonios de los
descendientes del bandolero y de las personas que fueron cercanas a él.
Todavía
hoy, más de 200 años después de la muerte de un personaje tan singular,
polémico e inspirador, queda pendiente la realización de una biografía
objetiva, hecha con el mayor rigor histórico posible, de Jaime Alfonso el Barbudo.
El
objetivo del presente trabajo es cubrir en la medida de lo posible el vacío
crítico existente en las obras menores que han quedado a la sombra de las tres
novelas que analiza Alejandro López Pérez en el trabajo citado, mediante un
análisis comparativo entre las diferentes imágenes de Jaime Alfonso el Barbudo, destacando las
particularidades de cada una de ellas, las innovaciones que aporta cada autor y
las influencias de sus antecesores para ver cómo todas estas creaciones
literarias han ido superponiéndose a la realidad del bandido, forjando leyendas
que, contra todo pronóstico, mantienen viva la tradición oral de la zona que
problematiza los límites entre la realidad y la ficción.
Se ha
incluido en el análisis todas aquellas novelas, pliegos, folletines, etc. que
tienen como protagonista a Jaime el
Barbudo
y la última de las dos monografías existentes del bandolero, suponiendo ésta la
mejor forma de ilustrar cómo historia y leyenda se dan la mano para abrazar a el Barbudo.
Palabras Clave: Siglo XIX, Romanticismo, Bandolerismo, Jaime el Barbudo
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