lunes, 4 de junio de 2018

Práctica 9

Un estudio sobre las distintas representaciones de Jaime el Barbudo

Natalia Maciá Martínez

La figura del bandolero protagonizó numerosas obras literarias a lo largo de todo el Romanticismo. Los bandoleros, al igual que otros muchos personajes que actuaban al margen de la ley, suscitaban especial interés en los autores románticos, que veían en ellos un potente símbolo libertario.
A principios del siglo xix, las comarcas de Alicante y Murcia eran especialmente conocidas por su hostilidad, sus escarpadas montañas y sus frondosos bosques. Estas características orográficas favorecían la proliferación de bandidos y asesinos. De todos aquellos merodeadores hubo uno que resultaba particularmente atractivo para los románticos por lo poco sanguinario de sus acciones y la gran red de espionaje que logró instaurar en torno a las tierras murciano-alicantinas. El bandolero en cuestión, Jaime Alfonso, más conocido como el Barbudo, es protagonista no solo de novelas, pliegos u obras teatrales, sino también de numerosas leyendas que hoy en día todavía resuenan en las zonas de la Vega Baja y el Bajo Vinalopó.
En el caso de Jaime Alfonso, los esfuerzos por desligar el estudio histórico del literario son vanos: nos encontramos ante un personaje que, aun en vida, se veía envuelto por un halo de misterio y leyenda que resultaba especialmente atractivo para los escritores románticos.
Conviene señalar, en este sentido, que hasta en la más reciente biografía del bandolero historia y ficción se unen una vez más dando lugar a una biografía novelada. Tras una larga y minuciosa investigación del pasado, con documentos oficiales y datos verificables como punto de partida, se rellenan las lagunas de la vida del crevillentino con anécdotas y diálogos recogidos de los testimonios de las gentes del lugar —cuyos antepasados conocieron las andanzas de Jaime Alfonso— o incluso con narraciones de los  propios descendientes del bandido. Aunque se ha de decir que la mayoría de las leyendas que circulan todavía hoy por los parajes que fueron testigos de las fechorías del bandolero coinciden con las aventuras y desventuras narradas en las diferentes novelas creadas en torno a su persona.
El introductor de la figura de Jaime Alfonso el Barbudo en la literatura fue Ramón López Soler, que, fuertemente influenciado por el romanticismo de Walter Scott, inaugura en 1832 la literatura bandolerista en España con su novela Jaime el Barbudo. Desde entonces, tanto el SXIX como el S XX han estado repletas de obras protagonizadas por él. Hasta llegar a la novela gráfica de Miguel Calatayud público infantil, titulada El pie frito, cuya última edición fue en 2004.
Por desgracia, el acceso a estas obras está muy restringido debido a la escasez o a la falta de reediciones: tanto las novelas como su bibliografía crítica se encuentran fuera del circuito editorial. Salvo la novela gráfica, de reciente publicación, el resto de obras se encuentran, en efecto, descatalogadas. 
Como ya hemos avanzado, la bibliografía crítica corre la misma suerte que las reediciones de las obras citadas: o no existen o son muy escasas. Quizás la dificultad en el acceso a estas fuentes debido al olvido de estos autores por parte de las editoriales influya en gran medida en la falta de interés crítico por las distintas problemáticas que giran en torno a ellos. Los estudios históricos del bandolero tampoco tienen un catálogo mucho más amplio que los filológicos. Es cierto que cuenta con dos biografías, una de Leandro Conesa (1892) y otra de José Sáez Calvo (2005), ambas con un mismo título, Jayme Alfonso el Barbudo, pero ninguna de estas dos biografías ha conseguido desligar al Jaime Alfonso histórico del literario. Por un lado, ambas incluyen pasajes pertenecientes a las novelas que protagoniza sin existir ningún documento que los sustente y, por otro, las dos se presentan de forma literaria. La biografía de Leandro Conesa tiene forma de diálogo; consiste en una entrevista, un interrogatorio al bandolero donde, respondiendo pregunta tras pregunta, Jaime, en primera persona, nos narra su vida. Por su parte, la biografía de José Sáez Calvo alterna pasajes novelados —narrados en tercera persona— con la exposición de fotografías y testimonios de los descendientes del bandolero y de las personas que fueron cercanas a él.
Todavía hoy, más de 200 años después de la muerte de un personaje tan singular, polémico e inspirador, queda pendiente la realización de una biografía objetiva, hecha con el mayor rigor histórico posible, de Jaime Alfonso el Barbudo.
El objetivo del presente trabajo es cubrir en la medida de lo posible el vacío crítico existente en las obras menores que han quedado a la sombra de las tres novelas que analiza Alejandro López Pérez en el trabajo citado, mediante un análisis comparativo entre las diferentes imágenes de Jaime Alfonso el Barbudo, destacando las particularidades de cada una de ellas, las innovaciones que aporta cada autor y las influencias de sus antecesores para ver cómo todas estas creaciones literarias han ido superponiéndose a la realidad del bandido, forjando leyendas que, contra todo pronóstico, mantienen viva la tradición oral de la zona que problematiza los límites entre la realidad y la ficción.
Se ha incluido en el análisis todas aquellas novelas, pliegos, folletines, etc. que tienen como protagonista a Jaime el Barbudo y la última de las dos monografías existentes del bandolero, suponiendo ésta la mejor forma de ilustrar cómo historia y leyenda se dan la mano para abrazar a el Barbudo.


Palabras Clave: Siglo XIX, Romanticismo, Bandolerismo, Jaime el Barbudo

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